El caso de Verónica, víctima de la trata.

Verónica nació en 1998 en Harmu, cerca de Ranchi, la capital del estado indio de Jharkhand. Su vida temprana no fue muy distinta de la de las demás niñas de su localidad, vivía en la pobreza, pero contaba con el cariño de sus padres y hermanos, Camil, Marcel y John.
El primer gran cambio de su vida ocurrió con la temprana edad. Su padre fue acusado de participar en un asesinato y fue llevado a prisión durante 2 años. A partir de ahí, todo cambió para Verónica. Unos meses después, su madre, no se sabe si estuvo mal informada o le pudo la gran pobreza, la envió a trabajar para una familia en el estado de Bihar. Ahí comenzó un calvario que duraría varios años. A pesar de su edad, Verónica fue obligada a trabajar en las tareas más duras del hogar durante 16 horas al día y sin recibir ninguna compensación económica. Fue humillada, torturada y maltratada, hasta que su padre cumplió la condena y la reclamó.
Verónica volvió al hogar del que se había ido. Allí trabajaba por las mañanas y por la tarde acudía a la escuela. Sus ingresos servían para ayudar económicamente a la familia. En el colegio Anmganbari, en Ranchi, fue donde se le abrieron las puertas hacia una nueva vida donde aprendió costura y bordado, entre otras cosas, y recibe apoyo para su educación.
Verónica ha tenido suerte, otras niñas acaban en el negocio de la prostitución o en la cárcel. Muchas veces las mafias aprovechan la vulnerabilidad de estas niñas para usarlas como esclavas. El 74% de estas abandona     a sus familias antes de empezar la secundaria.
Verónica dice que va a estudiar enfermería cuando acabe sus estudios. Dice que se va a dedicar a cuidar a los demás y a cuidar a su familia.