Cuando Minhaj Gedi Farah yacía hace tres meses en la cama de un hospital, su madre había perdido la esperanza de que el esquelético bebé pudiese vivir. Ahora se ha transformado en un bebé sano de mejillas regordetas que puede gatear.
Esta es una de las historias que están sucediendo en Somalia debido a las grandes hambrunas, donde muy pocos niños se han salvado de la muerte. Por ahora la ayuda está llegando a 2 de los cuatro millones de somalíes que la necesitan.
La madre de Minhaj jamás pensó que se iba a recuperar. Los médicos dicen que puede gatear sin problemas, que puede tomar suplementos nutritivos por sí mismo y puede sentarse sin ser sostenido.
Minhaj fue uno de los muchos niños desnutrivos que se tuvieron que alojar en el campamento de Dadaab. Antes pesaba solo 3,2 kilos. Ahora pesa casi 8, tanto como un bebé de su edad.
Esta es una de las historias que están sucediendo en Somalia debido a las grandes hambrunas, donde muy pocos niños se han salvado de la muerte. Por ahora la ayuda está llegando a 2 de los cuatro millones de somalíes que la necesitan.
La madre de Minhaj jamás pensó que se iba a recuperar. Los médicos dicen que puede gatear sin problemas, que puede tomar suplementos nutritivos por sí mismo y puede sentarse sin ser sostenido.
Minhaj fue uno de los muchos niños desnutrivos que se tuvieron que alojar en el campamento de Dadaab. Antes pesaba solo 3,2 kilos. Ahora pesa casi 8, tanto como un bebé de su edad.

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